Elogio de la Mirada
Elogio de la mirada. En torno a la fotografía, Carmen Dalmau. Clavorardiendo Editorial. Año de Edición 2022, 120 páginas. (ISBN-9788409397693)
El pasado mes de octubre se presentó la segunda edición de este libro en la librería Alberti de Madrid con la presencia del fotógrafo Alberto García-Alix. Elogio de la mirada es una necesaria reflexión sobre la imagen y los procesos mentales que lo acompañan. Tal y como avanza la autora en el Preludio “la fotografía es un arte que se edifica desde la mirada, un proceso creativo de confluencias entre el fotógrafo, el mirante y la imaginación estética”.
Este ensayo rinde homenaje a otros “elogios” previos integrados en nuestra formación cultural como El elogio de la locura de Erasmo de Rotterdam dedicado a su amigo Tomás Moro. Este humanista europeo, renacentista y culto, contribuyó a recuperar las antiguas mitologías griegas y romanas cuyo conocimiento estaba olvidado en occidente. El segundo referente es el Elogio de la Sombra, un melancólico ensayo de 1933 de Junichiro Tanikazi, sobre lo negro, las sombras frente a los dorados y blancos de la porcelana de Sevrés, que nos hizo percibir que el análisis decolonial es una asignatura pendiente.
Elogio de la mirada es pues, en palabras de la autora, un intento de hacer un manifiesto desde el título, resaltando el papel protagonista del “mirante” para que una imagen se termine de hacer visible ya que la fotografía es un proceso mental que necesita de un espectador para germinar. Ha sido creado desde la reflexión de las cualidades de la imagen fotográfica, teniendo en cuenta que no se puede pensar la imagen fotográfica si no se piensa en el flujo continuo de las miradas a lo largo de la historia del arte.
En los seis capítulos que componen este volumen se superan ciertos debates, como la “muerte” de la fotografía y la era postfotográfica, que surgen precisamente de esa visión desgajada de la tradición y supeditada a la técnica. Sostiene la autora que cada persona es el sujeto de su representación en el mundo. La mirada la construye el “mirante” a partir de diversas experiencias con los códigos visuales aprendidos. Desde esta percepción la fotografía supera lo meramente estético para ver y mirar más allá de lo obvio, para conectar con la realidad facilitando procesos conscientes que articulan significados que generan a su vez valores y creencias. En este punto podemos enmarcar la capacidad de la fotografía como activadora de dinámicas colaborativas, creativas y facilitadoras de bienestar.
Se nos ha educado en un consumo de imágenes muy concreto, donde la fotografía es un documento, un registro del ámbito público o privado. Hemeroteca y álbum de familia. Precisamente esta concepción de la fotografía lleva implícita “su multiplicidad, sus capas de significado, sus usos y utilidades”. Sin embargo, esta concepción simplificada nos aleja de la reflexión que deriva en una actividad generadora de pensamiento e intervención. La información que recibimos hoy de innumerables imágenes a través múltiples medios es cómoda, lo que justifica su degradación y difusión masiva. Carmen Dalmau sostiene que nos cautivarán en todo caso aquellas imágenes que nos hagan considerar el mundo y los cuerpos: “Nos interesa la fotografía por su capacidad de dejar de ser objetos y transformarse en procesos de pensamiento”.
Nos encontramos con una defensa de la mirada en contra la definición de la fotografía entendida como certificado de lo real, como archivo, como eterno presente, como escritura con luz o como mera técnica mecánica. Insiste la autora en una posición fotográfica contraria al aura. Sitúa la fotografía en continuidad con la pintura dentro del flujo la historia del arte; desde la caverna de Platón, a Giotto, pasando por los románticos e impresionistas.
“Ensayos previos como los de Walter Benjamin, Roland Barthes o Susan Sontag han generado un cuerpo estético específico para lo fotográfico fuera del río de las imágenes, y especialmente las posiciones marcadas desde el MoMa que son las que se han asumido tradicionalmente como verdades incuestionables. Y han ido segregando a la fotografía de la historia del arte. Creo que, tras doscientos años del prodigioso invento, y con realidades virtuales y mundos paralelos operando activamente en la creación de imágenes es importante comenzar a cuestionar los dogmas dominantes”. “El camino abierto por pensadores como John Berger o David Hockney sentaron las líneas de toma de posición e investigación. Sostengo que hay una continuidad de la mirada y que hay que pensar la fotografía como continuidad e interrelación, fronteras líquidas y permeables entre los géneros. Creo en una historia del arte rizomática que establezca conexiones y vínculos no lineales. Creo que no hay inocencia en el ojo”, afirma Carmen Dalmau.
No podemos olvidar, como se argumenta en el libro, que después de todo nuestra mirada está construida desde lo occidental, lo platónico, la tradición ilustrada y el pensamiento binario bajo una concepción del tiempo lineal. Reflexiones todas ellas que hacen de este “Elogio de la mirada” una lectura necesaria, ya que como afirma la autora “cuando miramos, creamos el mundo”.
A modo de conclusión en este ensayo se posiciona la fotografía como continuidad con la pintura dentro del flujo la historia del arte, ensalzando esa percepción como esencial para aproximarnos al medio, negando discursos y tópicos que una y otra vez se repiten para hablar de fotografía. Los lectores redescubrirán que la fotografía es un viaje en el que cada cual, como “mirante”, llegará a un destino diferente y desconocido ya que nos referimos a un proceso mental complejo, una acción, un pensamiento atravesado por la razón poética, un acto creativo y evolutivo de confluencias donde la técnica es sólo la posibilidad de realizar la idea. Dalmau, referente para varias generaciones de fotógrafos y fotógrafas gracias a su labor de formadora, crítica y comisaria, se posiciona contra la fotografía tal y como ha sido entendida habitualmente, puesto que puede ser comprendida y redescubierta por los “mirantes” como una herramienta de autodescubrimiento, facilitación, creación de vínculos o creatividad.
Carmen Dalmau es historiadora del arte, profesora en la Escuela de Fotografía Centro de Imagen (EFTI), crítica y comisaria independiente. Complementa su faceta docente e investigadora con su actividad de conferenciante y crítica de arte contemporáneo. También es vicepresidenta de la Plataforma Centro de Fotografía e Imagen y socia de ANEF (Asociación Nacional para la Enseñanza de la Fotografía).
Ana Tomé, periodista y docente.