Entrevista David Viñuales
por Mª. Ángeles Herrero
Muchas Gracias David por darnos esta oportunidad de entrevistarte para la inauguración de la revista Delrevés.
Para las personas que no saben nada de ti y para las que les gustaría saber más. ¿Quién es David Viñuales?
Pues, ¿qué puedo explicarte yo de David Viñuales?
Claro, yo te hubiera presentado con todo tu extenso currículum, que además está en tu web y en la de Instituto 8 o en tus libros, pero prefiero que te presentes como tú quieras.
Si te tuviera que hablar de David diría que es un tipo de mediana edad que disfruta de la música, del arte, de la naturaleza y sobre todo de las personas. Que está muy enfocado a que haya espacios de calidad. Muy enfocado a la calidad de lo que se siente y se vive en el día a día.
¿Qué te llevó a dedicarte a esto que nos vas a explicar ahora?
Comencé en el mundo del arte para explorar cosas invisibles de la vida. El arte me dio un espacio para jugar y encontrar cosas que no están normalizadas. Después me formé en filosofía y psicología para acercarme al conocimiento sobre el individuo y su relación con el mundo. He estado trabajando durante más de veinte años en estas áreas para ayudar a las personas a tener experiencias saludables y sobrellevar situaciones difíciles.
¿Qué hiciste hasta que llegaste a la formación de fotografía terapéutica y participativa hace años?
Estudié Bellas Artes y me enteré de la existencia de la arteterapia en Inglaterra gracias a un profesor llamado Carles Ramos que me dio dibujo en la UB, que me inspiró con su forma de hacer y ver las cosas. Entonces ya conocía los beneficios del arte pero no los mecanismos que movían esto, así que me fui a Pamplona a estudiar un DEA en psicología para obtener una base de conocimiento sobre cómo el arte puede mejorar la calidad de vida. Allí me interesé por la fotografía como super palanca y comencé a investigar cómo la fotografía podría ser utilizada como herramienta en procesos de facilitación. Luego conocí a quien fue mi director de tesis y mentor en el camino de la educación y la terapia con el arte, José María Barragán. Con él estuvimos cuatro años trabajando para moldear una base construccionista y sobre todo humanista para la facilitación. De su impulso llegué hasta Judy Weiser y con ella pude formarme en la visión anglosajona del uso de la fotografía en ámbitos terapéuticos. La guinda del pastel la puso Flo, el maestro que me ayudó a conectar todo el potencial de las imágenes con la parte más real y a la vez trascendente del ser humano. Con él inicié el camino de la fotología que guía estas formaciones.
Bueno, pues todo esto sería tu presentación narrada de forma muy generosa y entendedora y para empezar, cómo explicarías a alguien que no tiene ni idea, qué es La pedagogía visual y terapéutica de la imagen y cómo se aplica.
La terapéutica de la imagen es un efecto. Es un efecto positivo. Hablamos de terapéutica y es un concepto cargadísimo; de connotaciones, de terapias, de métodos. Pero la terapéutica de la imagen es un efecto positivo que se logra al producir y consumir imágenes. La imagen facilita dinámicas positivas en uno mismo y en la relación con el mundo y los demás. Entonces, es una palanca que genera algo positivo en ti. Terapéutica porque genera todo eso. Pero lo realmente interesante es la razón por la que genera todo eso, y es que la imagen tiene una implicación muy ontológica, muy humana.
El tema de la imagen es lo que estaba desarrollando estos días en el libro que estoy acabando, “El camino de la fotología” sobre cómo el conocimiento también puede ser emocional y visual. La fotografía es una herramienta poderosa para visibilizar esto. Con la pedagogía visual y la terapéutica de la imagen busco ayudar a otras personas a aprender a usar esta herramienta.
David. Yo te conozco desde hace años. En alguna entrevista explicabas que desde que se inventó la Fotografía se hace terapia con Fotografía. Se empezó a utilizar en hospitales psiquiátricos como elemento diagnóstico y como documentación de cambio. Aquí en Barcelona habéis sido pioneros en impartir o en ofrecer formación reglada. Háblanos de esta formación. ¿Desde cuándo? ¿Cómo fuero los inicios de la dedicación a esta disciplina?
Sí. Trabajar las imágenes para promover la mejora de la calidad de vida es algo curiosamente nuevo. Curioso porque la imagen es algo tan cotidiano para el ser humano que piensas: ¡cómo no nos hemos dedicado a enseñar esto antes!
Comencé a impartir talleres de Fotografía Terapéutica, de entre cuatro y doce horas, en varias ciudades de España en 2014, en colaboración con centros cívicos, pequeñas escuelas o salas que alquilaba directamente. Eran talleres enfocados a profesionales que quisieran trabajar con imágenes para generar procesos positivos o terapéuticos. Luego vi la necesidad de dar un salto hacia una formación que fuera más allá del concepto taller y pudiera ofrecer herramientas sólidas a los estudiantes. Así comencé con la Escuela de Fotografía Grisart. Gracias a Albert Gusi y al resto del equipo tuve la oportunidad de crear el primer curso de especialización en fotografía terapéutica, del que se hicieron dos ediciones. Creo que fue importante que en un espacio reconocido en el mundo de la enseñanza de la fotografía se abriera a una formación como esta, donde la fotografía pierde peso ante el impacto en lo personal y lo participativo de las imágenes.
Luego, di un nuevo paso y abrí Instituto 8 con María Castellano. Entonces quisimos evolucionar hacia una formación articulada ya en diferentes niveles y enfoques, con apertura al concepto escuela. El objetivo de Instituto 8 en este sentido es el de formar a personas en diferentes niveles, según necesidad e interés, para que aprendan a usar la imagen para acompañar a otras personas en procesos de aprendizaje o de cambio. Esto, en su última expresión culminó con el Posgrado en Pedagogía Visual y Terapéutica de la Imagen en colaboración con la Universidad de Barcelona.
¿De qué año hablas cuando empezasteis en Instituto 8?
Instituto 8 comenzó a funcionar oficialmente a finales del 2017.
Hablabas al principio de María Castellano, con la que iniciaste el proyecto.
Instituto 8 es una idea que nació con María. El objetivo que nos propusimos fue unir, o al menos acercar lo suficiente, mundos que siempre han estado separados. Buscábamos un enfoque de cohesión para que el mundo de la educación y del acompañamiento social se nutra de la potente visión organizacional, y que esta, al mismo tiempo, se beneficie de un marco creativo, visual y facilitador más profundo.
El resto del equipo, ¿quiénes lo componen?
Desde el principio, María y yo teníamos la idea de crear más equipo y contactar con profesionales que estuvieran haciendo cosas parecidas para generar un espacio de aprendizaje potente. Una de las primeras aliadas de Instituto 8 fue Elena Vallet y enseguida se sumaron Mireia Plans y otras personas que habían trabajado con fotografía en ámbitos de facilitación ya sea en terapia o en fotografía más participativa. Hoy forman parte del equipo de Instituto 8 Nuria Moreno, Elena Vallet, Mireia Plans, Julián Barón, Agus Prats, Eva Sala, José Luís Merino, Marta Dahó, Pilar Ilara, Idoia Tellería, Ricard Guixa, Roberto Ramos, Mikel Murillo, Alex Martinez, María Castellano y David Viñuales. Profesionales con trayectoria, visión y una gran vocación humanista.
En estos tres últimos años y sobre todo los de la pandemia, imagino que os habréis visto obligados a hacer cambios ¿no? Cómo ha repercutido, cómo ha sido este proceso. Cómo lo habéis vivido esos cambios. Si ha sido positivo, si os ha abierto foco al exterior.
Con la pandemia, nos vimos obligados a abordar las necesidades virtuales que ya teníamos previstas debido a la demanda de otros países para hacer formaciones online. La decisión fue hacer más formaciones online y menos físicas para atender esta demanda de forma sostenible. La pandemia precipitó este proyecto online por necesidad y fue una oportunidad para esto que ya estaba latente.
En este mundo virtual, va todo cada vez más deprisa, ¿qué papel tienen las imágenes y el formato online en todo esto?
Estamos experimentando cómo es el nuevo mundo. Los trabajos y la vida personal son cada vez más, una parte online y otra física. Las nuevas generaciones viven su espacio social con los teléfonos móviles en modo cada vez más online y menos presencial y su forma de relacionarse y emocionarse está cambiando. Esto es todo un reto cultural, y hay que señalar que buena parte de esto pasa por lo visual. Se podría comparar la situación actual con la que se vivió en la Edad Media hasta la llegada de la imprenta de Gutenberg, cuando había tanta gente que no sabía leer y se quedaba sin acceso a la información y la posibilidad de aprender. Quedaban a merced de aquellos que sí tenían el poder y la credibilidad para contar cómo era el mundo hasta que llegó la democratización del conocimiento, al menos teórica. Ahora, a través del mundo online y de la imagen, podríamos volver a tropezar en la misma piedra y si no atendemos al poder de las imágenes en nuestras propias vidas, cada vez más visuales, estaremos obviando el conocimiento necesario para gestionar lo que pasa allí. Se trata de un asunto que atañe a la libertad, a la capacidad de decisión de las personas y a su sensación de calidad de vida.
Hablemos de pedagogía visual. ¿En qué ámbitos y cómo se integra esta disciplina en un equipo multidisciplinar cuando la persona facilitadora ha hecho la formación?
La pedagogía visual es una disciplina nueva con mucha demanda. Se integra en equipos multidisciplinarios y es especialmente útil en los ámbitos de la educación y la salud mental. Esto se debe a que ayuda a conectar el mundo interior con las acciones y decisiones que se toman en el mundo laboral. Además, puede ser beneficiosa para las generaciones jóvenes que están expuestas a un alto consumo visual y pueden aprender a consumir información de manera responsable y adecuada gracias al trabajo con imágenes.
Y para llevar a cabo esa facilitación con imágenes, ¿qué habilidades tiene que tener una persona que haya realizado la formación?
Para llevar a cabo la facilitación con imágenes, en primer lugar, es importante tener habilidades específicas dependiendo del entorno en el que se desempeñe. Sin embargo, hay ciertas competencias asociadas al manejo y comprensión de las fases del trabajo de facilitación con imágenes, además de un marco de actuación que deben trabajarse. Y aunque está al alcance de cualquier persona, es todo un camino. Por ejemplo, en esta formación se aprende a ayudar a las personas a entender lo que se experimenta al consumir o producir imágenes, para poder gestionar de forma saludable y eficaz las emociones, el mundo simbólico y las ideas y creencias que las imágenes han puesto sobre la mesa. Esto implica entender la cara A y la cara B de la imagen y trabajar con ellas según sea necesario.
Ya estamos terminando. Empezaste con tu tesis: Fototerapia, de la fotografía como herramienta terapéutica a la sinergia entre fotografía y terapia en 2011. Más tarde, El camino de la fotología, el método Covisage, después una revisión de El camino de la fotología 1. Ahora, ¿en qué estás?
Después de mi tesis Fototerapia: de la fotografía como herramienta terapéutica a la sinergia entre fotografía y terapia en 2011 y los trabajos posteriores El camino de la fotología y el método Covisage, ahora he realizado una tercera revisión importante y profunda de El camino de la fotología. Esta revisión se ha convertido en un ensayo de filosofía sobre la implicación ontológica que tiene la imagen y además, se publica junto con un nuevo libro, Fotología práctica, un volumen muy práctico con ejercicios para que cualquier facilitador pueda aplicarlos en su marco profesional.
Para acabar ¿Por qué crees que es importante la publicación de nuestro trabajo ya que inauguramos el primer volumen de esta revista?
La publicación del primer volumen de esta revista es importante porque es la primera en castellano especializada en mirar a la imagen como algo más que un instrumento de representación artística o estética. Creo que esta publicación realmente ayuda a mirar las imágenes como un espacio de auto descubrimiento y acompañamiento. Hay proyectos muy interesantes que muestran cómo se está trabajando en esta línea, donde la imagen actúa como palanca y medio para mejorar la calidad de vida, tanto de forma personal como guiada. Definitivamente, este proyecto es inspirador para esta sociedad tan visual y conectada.