Las voces que cuentan
Francesco Caiazza
Las voces que cuentan» es un proyecto de fotografía participativa llevado a cabo entre los años 2022 y 2023, bajo el encargo de la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia (DGAIA) de la Generalitat de Cataluña. Su objetivo fue la de explorar las condiciones de vida en los centros de protección para menores desde la perspectiva de los adolescentes bajo tutela.
Exploración de realidades en Centro de protección
Los centros para menores son instituciones que asumen la responsabilidad de cuidar y velar por el bienestar de niños, niñas y jóvenes durante un período determinado. En Cataluña, el sistema de atención a la infancia atiende a alrededor de 18.000 niños y adolescentes, de los cuales 8.600 han experimentado situaciones graves de desprotección en sus hogares y se encuentran actualmente bajo una medida protectora que garantiza su bienestar y desarrollo.
Los jóvenes bajo tutela son aquellos chicos y chicas que, como medida de protección, han tenido que ser separados de su núcleo familiar para resguardarlos de situaciones de alto riesgo social. Estos jóvenes viven en los centros de protección de manera continua, recibiendo un apoyo integral por parte de educadores y educadoras. Llegan a estos centros después de haber atravesado experiencias difíciles, marcadas por historias de abandono, adicciones, problemas de salud mental y pobreza, factores que han llevado a las autoridades a tomar la decisión de separarlos de los padres incapaces de cumplir el papel de educadores.
Empoderamiento, creatividad y transformación
La iniciativa de «Las Voces que Cuentan» ha representado una valiosa herramienta de investigación creativa y participativa. A través de la fotografía, ha logrado implicar directamente a los menores tutelados, inicialmente instigándolos a tomar conciencia y reflexionar sobre sus condiciones de vida para luego expresar sus experiencias
Este proceso creativo ha buscado fomentar la participación plena de la comunidad en el análisis de su propia realidad y en la posterior transformación de la misma.
Un proyecto promovedor de cambio que se ha manifestado a través una serie de sugerencias que el colectivo ha destinado a los órganos directivos de los centros de protección.
Este enfoque ha permitido no solo visibilizar las voces y perspectivas de los menores tutelados, sino también generar propuestas concretas que pueden influir positivamente en las políticas y prácticas de los centros de protección. La intersección entre la creatividad, la participación comunitaria y el impacto concreto en la toma de decisiones demuestra el potencial transformador del proyecto.
En una sociedad adulto-céntrica, se vuelven cada vez más necesarias las investigaciones critico participativas para cohibir la relación social asimétrica entre las personas adultas, que ostentan el poder y son el modelo de referencia para la visión del mundo, y otras personas que pertenecen al mundo de la infancia y adolescencia.
En el caso concreto, es justo considerar que, quién manda en los centros de protección no puede prescindir da la opinión de los tutelados, en el acto de tomar decisiones organizativas que afectan a la vida de los mismo. Este proceso implica, por lo tanto, darle “poder”, otorgarle el papel de investigador de cuestiones que directamente les preocupan.
Las fases
Los participantes al proyecto, definidos como coinvestigadores, han sido 38 adolescentes entre 14 y 18 años procedentes de 3 centros de protección de la provincia de Barcelona que han tenido, gracias a la fotografía participativa, la oportunidad de investigar, debatir y presentar propuestas de mejora sobre los hogares en los que viven.
El programa tuvo una duración de 3 meses con sesiones semanales, empezó con una formación y motivación de los participantes. Tras una introspección individual y colectivas, los coinvestigadores manifestaron sus propias opiniones a través de una masiva producción fotográfica con la cual documentaron la realidad vivida en los centros. Posteriormente seleccionaron las fotos más representativas para su discusión a las cuales le asociaron luego una narración y un contexto.
Este proyecto resultó altamente efectivo, especialmente para participantes de uno de los tres centros, originarios de África, que desconocían completamente el español. La distintiva capacidad del lenguaje fotográfico para superar barreras lingüísticas se reveló como un recurso invaluable.
El proceso de la “Fotovoz” fue inicialmente desarrollado de manera individual en cada uno de los centros. Posteriormente, y antes de la exposición final, los participantes de los tres centros fueron reunidos en un único espacio, donde cada grupo presentó su serie fotográfica, compartiendo sus puntos de vista en una reunión masiva inspirada en el empoderamiento y la inclusividad. El recorrido culminó con una exposición fotográfica en la que participaron tanto los menores como los tomadores de decisiones, es decir, aquellos que integran el órgano encargado de las políticas de infancia y adolescencia en Cataluña. La fotografía participativa se convirtió, entonces, en un puente comunicativo directo (sin obstáculos y sin mediación interpretativa de los adultos), que permitió a los tutelados hablar directamente con la cumbre de los órganos administrativos, siendo así una poderosa herramienta de empoderamiento para los jóvenes fotógrafos
La “Fotovoz” resulta ser una herramienta excelente en este ámbito, porque permite dar voz a los colectivos en situación de vulnerabilidad y detectar “las voces que cuentan” de manera auténtica y sin filtros.
Las fotografías y los debates estuvieron presentes a lo largo de todo el proceso, brindando a los menores la oportunidad de expresar, de hacer críticas constructivas y también agradecimientos.
La fase de producción fotográfica comenzó con la entrega de 4 misiones o consignas fotográficas a los participantes, quienes respondieron con sus propias imágenes:
¿Qué te hace sentir cómodo en tu hogar?
¿Qué no te hace sentir cómodo en tu hogar?
¿Hay algunas actividades que introducirías?
¿Hay algunas actividades que quitarías?
Los participantes produjeron 248 fotos y, mediante un proceso democrático, seleccionaron 68 imágenes más representativas para la exposición.
Las fotos conjuntamente a los textos asociados abordan diversos temas. Reflejan el temor hacia el futuro, el momento en el cual perderán la tutela y el apoyo institucional para enfrentarse al mundo sin el respaldo de una familia. También destacan el excesivo número de normas, algunas consideradas innecesarias o incluso ridículas. Se revela la inseguridad al revelar en entornos sociales que viven en un centro de protección. Sin embargo, muchas imágenes expresan agradecimiento por el cariño de los educadores, por la nevera llena de comida y la oportunidad de hacer turismo y conocer España, entre otros aspectos positivos.
La exposición privada estuvo, durante 4 meses, en la sede de la Secretaría General de Juventud e de Barcelona buscando la máxima visibilidad para el proyecto ante la Dirección General de Atención a la Infancia y Adolescencia (DGAIA) de la Generalitat de Cataluña.
Reflexiones y resultados impactantes
El trabajo realizado evidencia una vez más la notable capacidad de los adolescentes para contribuir a la inclusión y mejora de los centros de protección. Actualmente, algunas de las propuestas de mejora han sido exitosamente implementadas en los tres centros, transformándolos en lugares considerablemente mejores. Las contribuciones generadas por el proceso también se reflejan en una comprensión más profunda por parte de los equipos educativos sobre los elementos de apoyo personal y emocional necesarios para los jóvenes.
La dirección de DGAIA ha expresado agradecimiento y satisfacción por ampliar su conocimiento sobre el punto de vista de los adolescentes, mostrando la intención de promover esta herramienta en el futuro.
Fue una experiencia a nivel personal muy enriquecedora a pesar de las objetivas dificultades del comienzo del proyecto, cuando se tuvo que establecer un clima de confianza no fácilmente alcanzable con sujetos frecuentemente traicionados por los adultos. El punto culminante fue la satisfacción de los menores durante la exposición, evidenciando su empoderamiento y un mayor optimismo y confianza hacia el mundo de los adultos y el futuro.
Una vez más la fotografía participativa demostró su poder.
Les nostres veus de Francesco Caiazza
Francesco Caiazza
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